lunes, 22 de febrero de 2010

¿La persona creativa nace o se hace?


Un prestigioso catedrático estadounidense comentó una vez que lo que separaba a un genio de un imbécil era el sistema educativo. Si observamos un momento a cualquier niño, comprobaremos lo sencillo que le resulta imaginar historias, hilvanar tramas, crear personajes, resolver desenlaces o describir escenarios. Su imaginación parece ser una fuente inagotable de ideas y, lo que es más envidiable al ojo adulto, parece que esas ideas surgen de su mente de una forma espontánea y natural.
¿Qué siniestra influencia ejerce entonces el sistema educativo sobre nuestra capacidad de crear? Quizás una pista la encontremos intentando recordar esas frases que nos repetían a todos de pequeños, tanto padres como profesores: “No te subas ahí”, “No pises los charcos”, “No saltes en la cama”, “No grites”, “No preguntes tanto”... Cuando el niño o niña inicia su implacable proceso de socialización, se encuentra con una fuerza represora que le obliga a comportarse de una manera determinada y preestablecida que ni entiende ni por supuesto comparte. Y lo que es más paradójico, debe memorizar una serie de conceptos muy abstractos con el único objetivo de superar unos exámenes en vez de aplicarlos en su vida diaria para entender el mundo que le rodea.
En otras palabras, parece que el sistema educativo es un asesino silencioso que acaba con la fuerza creadora que parece que atesora todo ser humano desde su nacimiento.
Creo que la creatividad no es un don exclusivo de una pléyade de elegidos, sino que es un característica natural de todo ser humano.
La labor de los educadores (“educar” viene del latín “educare”, que significa “sacar lo mejor de uno mismo”) debe ser precisamente esa: extraer de cada alumno lo mejor que lleva dentro, en otras palabras, rescatar a ese niño que todos llevamos dentro.
Los cursos de creatividad deben centrarse en romper los moldes que nuestro cerebro ha configurado después de tantos años de socialización, su misión es “hacer ver” al alumno que siempre hay otra manera de ver las cosas, otro ángulo, otro enfoque. Ese es el mejor punto de partida para recuperar al creativo que todos llevamos dentro.

2 comentarios:

Tatus dijo...

Jesús, hay una charla en TED al respecto, muy recomendable. http://video.google.es/videoplay?docid=-9133846744370459335&ei=MLFVS4rnI4Om-AaVuvn8AQ&q=ted+ken+robinson+subtitulado&hl=es&client=firefox-a#

Anónimo dijo...

Sin duda alguna hasta la persona que no haya formado parte lo más mínimo del sistema educativo puede ser infinitamente creativa. La creatividad es algo natural del ser humano que comienza en su primera relación con el entorno natural y que se sigue desarrollando en el medio cultural y social. Pero pensar que sólo el sistema educativo es fuente de creatividad seria llevar al prestigioso catedrático de la genialidad a la imbecilidad